jueves, 11 de junio de 2009
A paso lento.
Pues ayer estaba mal: apático, con enormes cantidades de pereza a cuestas, y hasta algo depresivo.
Me costaba caminar y lo hacía particularmente lento. Casi me atropellan en un cruce del metrobus.
El día se diluía de poco en poco. Me pareció larguísimo, y más con eso de que la noche llega pasadas las ocho.
La verdad es que miraba para todos lados y encontraba algún detalle triste o injusto o incorrecto. Pero igual me las arreglé para caminar largas distancias, ver películas que no puedo comprar, tomar fotos y asistir a una inauguración en el Carrillo Gil. Aunque salí ya tarde y me arrepiento de no haber pasado por una chela...
Ni modo, mañana será el desquite.
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