jueves, 30 de octubre de 2008

Caliente, caliente, tibio, tibio, frío, frío.

El chiste de la semana se lo debemos al señor presidente de la república ( a veces me parece que hay cierta incorrección semántica en el uso de esa y otras palabras: república).
Escuché su nuevo mensaje a la nación por el radio de un microbús, obviamente relativo a la reforma de Pemex. Claro, el gran chiste radica en (parafraseando un poco): "Por primera vez en la historia, los mexicanos tendrán la oportunidad de tener una parte de Pemex": si, los benditos petrobonos.
Según sé, los petrobonos son una especie de acciones de Pemex, por medio de los cuales participaríamos de las utilidades que generace la empresa. Se supone que el precio de estos será a partir de 100 pesos, lo que supone que entonces todos, todos podrán tener acceso a ellos. Así, que si la señora de las quesadillas quiere, puede comprar quizás un metro de manguera, dos kilos de tuercas o 10cm de plataforma con todo y remaches. Y todo esto le generaría ciertos intereses.
Pero no nos hagamos tontos, la señora de las quesadillas solo podrá quedarse con esto si los socios mayoritarios de la empresa ( gente pudiente, empresarios a su vez, que podrían comprar más de la mitad de Pemex) no intentan comprarle su parte. Y aquí, "comprar", es claramente un eufemismo.
Esperemos que estos empresarios sean tan patriotas como para resistir la tentación de compartir sus petrobonos con sus compadres del resto del mundo.

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Ay, ya no me acuerdo de lo que iba aquí. Ni modo, lo que sigue.

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Si, ha estado haciendo un frío horrible, sobre todo de noche. No sé cuantos grados, y el viento helado no ayuda.
En una semana me bañé dos veces (¿acaso alguien no se pone a pensarlo dos veces si tiene que desvestirse y quitarse de encima la mugre que ya mantiene un poco de calor sobre el cuerpo?) y me enfermé tres; bueno, en realidad pasé de una a otra: tan pronto se desaparecían los síntomas de una, aparecía la siguiente, y así.
No es lo mejor. Habríamos todos de hacer caso a esa frase de la publicidad del gobierno: "En frío invierno, calor humano".
Oh sí, Calor Humano. Todos escojan a su pareja...

martes, 28 de octubre de 2008

All apologies.

Parece que escribía más cuando me sentía decepcionado, triste y demás. O bueno, la verdad es que antes llegaba todos los días a sumerjirme en la red, no había mucho que decir, pero igual conseguía sacar algo.
Ahora tengo menos tiempo, responsabilidades con las que me cuesta cumplir al 100%, y me ha dado por leer en lugar de andar frente a la computadora perdiendo el tiempo.
Aún así, siento que tengo cada vez menos pretextos para escribir...

miércoles, 22 de octubre de 2008

Notas de un paseo.

Esta es una de esas cosas que te encuentras en México. Basta salir a la calle.
Esto me lo encontré en el centro de la ciudad, mientras esperaba a V.
Ja. No me digan que al instalar el primero de los teléfonos de la imagen, pensaban en la gente diminuta. Para mi que lo enterraron más de lo que debían.


Todo el planeta está al borde del colapso económico (México no se escapa a pesar de los comerciales del gobierno federal prometiendo que nada malo pasará), próximamente se anunciará la bancarrota de varios bancos, pero aquí, en el mundo del surrealismo y la utopía todos regalan cosas.
Ora (jejeje, saludos Jordy) hasta los teléfonos públicos recompensan tu preferencia.


Yo todavía no consigo imaginar cómo es que usando un teléfono público, pueden saber quien se gana un premio. ¿Alguna idea?

lunes, 13 de octubre de 2008

Recuento.

En un pequeño espacio de tiempo, a eso de las 11:35 de la noche, vuelvo, finalmente a escribir.
Es que eso de ser mayorcito (entiéndase adulto), no es lo de hoy. Son demasiadas responsabilidades.
Eso de tener que trabajar, nueve horas, y hasta el otro lado de la ciudad, ya no deja tiempo para hacer nada.
De lunes a viernes tengo que ir hasta Xochimilco, un traslado de aproximadamente 3 horas, para llegar a las 9 y salir a las 19. Lo que me deja de regreso en mi casa como a las 10pm. A veces sólo llego, ceno algo, me baño y me voy a dormir; a veces ni eso.
Los fines de semana los tengo "repartidos": un día para producir obra (o hacer el intento), y otro para V, que a decir verdad es poquísimo.
Luego, faltaría agregar un día a la semana para que fuera como el sábado de Dios: sólo descansar. (Si, fue el sábado.)
Ese día no existe.

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Sépase que aquí en la capital, el metro está infestado de vendedores ambulantes. Si, infestado como si se tratara de una plaga. Venden de todo: chicles, plumas, dulces, discos, enciclopedias incompletas, periódicos, y demás. Pero han notadoi como la mayoría de estos vendedores son (o aperentan ser) ciegos. ¿De dónde salieron tantos? ¿hay algún gremio o Sindicato de Ciegos por ahí? ¿o quizá exista el padroteo de ciegos también? No lo sé. Pero son tantos que parecen salidos de un libro de Saramago.
Yo, como de costumbre, dudo. Así que cada que veo a uno de esos vendedores con lente oscuro, me pongo a examinarlo, le dirijo la mirada fija a los ojos, esperando algún tipo de respuesta o reacción, esperando ver más allá de la mica oscura y comprobar si de verdad es un ciego.
Será que estoy aburrido y no encuentro nada más que hacer...

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Este fin de semana fui devorado por los moscos y por un bonche de escuincles fresas y odiosos.