lunes, 31 de octubre de 2011

Si no me das, no me quites.

Por donde empezar...
Podría ser por citar una de las Leyes de Murphy en honor al desánimo general; a lo miserable, lo enojado y lo triste que me siento:
"Si algo va mal es posible que siga empeorando antes de mejorar" (o algo así).
Ya no sé de qué se trata. De verdad.
Pareciera que todas esas cosas que alguna vez he escuchado o leído, fueron meras invenciones con el único propósito de mantener viva alguna clase de esperanza, o algún tipo de ilusión que de una manera u otra permita la continuidad de la vida en situaciones de desaliento.
No es cierto que las cosas buenas le sucedan a la gente buena; o talvez si, y yo he vivido en el engaño pensando y dejándome convencer de que soy una persona buena, cuando en realidad no es así.
No es cierto que las cosas que uno quiere llegan con el tiempo a quien sabe esperar; o el problema sería definir cuánto tiempo hay que esperar y si una vez que has esperado todo ese tiempo hay alguna garantía de que de verdad habrá valido la pena.

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Eso de dejar las cosas en manos de Dios es como ya no hacer nada, ni tener intenciones de hacerlo. Me chocan esas respuestas. Así que la verdad no espero nada, tengo que hacer contacto yo; pero ¿cuándo? La referencia conceptual fue muy vaga, y en general, en estos casos, el corazón le gana a la razón.
El sólo pensar en la situación actual me deja intranquilo, de mal humor y triste casi todo el día. Ni siquiera quiero esperar a que se cumplan las condiciones: no quiero, no puedo.

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A dos días nada más y ... la extraño.

viernes, 26 de agosto de 2011

Ridículo.

No sé qué es más absurdo, declarar tres días de luto nacional por unos cuantos (si, unos cuantos comparados con por ejemplo todos los que han sido ejecutados en el año, o con los niños de la guardería esa que también se quemó, o con todas las víctimas de secuestros que nunca regresan a su casa) muertos en un incendio, o sumarte a causas perdidas en marchas de protesta (sea cual sea la causa) que ya a nadie impresionan; o peor aún, a través de facebook, donde todo se resume en postear algo en tu muro, copiar "anuncios" vaciladores para que tus amigos los propaguen o que acumulen millones de "likes" pero que en realidad se quedan ahí.

martes, 16 de agosto de 2011

¿Cuál es mi Karma?

Bueno, para empezar ¿de verdad existe eso?

Casi siempre he sido de la idea de que si, no sé si por convicción o porque elegí creerlo a manera de consuelo. Como esa última línea de defensa que queda para evitar que el mundo te destruya por completo. Quizá sólo para pensar que todo eso malo que existe allá afuera o todas esas malas personas y sus acciones que derepente parecieran salir siempre impunes tendrán tarde o temprano su manifestación parecida a la de las leyes... mmm... bueno esa ley de la Física que dice eso de que a cada acción le corresponde una reacción de la misma magnitud pero en sentido opuesto (ok, talvez tantos extras de física no fueron tan povechosos); y que todos los que hacemos un esfuerzo por ser personas "buenas" y comportarnos de manera correcta también, eventualmente, tendremos nuestra recompensa.

Pero la vida misma parece enseñarte que no se puede ser "bueno" si se aspira a algo dentro de la sociedad. Fuera de ella, claro, puedes ser un Jedi y ser la criatura más noble del universo, pero entonces simplemente no encajas en el mundo. Y si algo es bien sabido y reconocido a lo largo de nuestra historia es que el ser humano le teme a lo diferente, a lo que no conoce y no entiende, y casi siempre eso lo lleva a destruirlo.

El asunto de este post es: durante muchos años, muchos realmente, amigos y familiares se expresaban de mi diciendo que yo era "buena onda", "lindo", noble, honesto, y bla, bla, bla. Todas esas palabras que uno pensaría que son buenos calificativos y que sólo pueden ser cumplidos e indicativos de que uno va bien por la vida ¿no?
Nada más falso. El mundo de verdad no es así. Pretende que eso le importa, pero la realidad es que si no hay malicia, labia y mucha pretención de parte de uno, poco valor puede tener ser "bueno". La prueba es que eventualmente, no importa que tan bueno, que tan noble, que tan leal, que tan honesto, que tan lo que sea puedas ser, a fin de cuentas deja de ser suficiente para ti y para la gente que te quiere.

El balance nunca llega...

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Lo admito, he caído en la hipocresía. Un poco de opus dei es lo que quisiera. Siento que sólo pierdo, juegue o no juegue.

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Desde que perdí los casi diez gigas  de música que tenía en la lap, perdí también la capacidad de modificar a voluntad mi estado de ánimo. Hace unos minutos sonaba "Closer" de Travis. Me dejó muy melancólico, pero definitivamente la disfruté, hace mucho no cantaba en voz alta.

martes, 26 de julio de 2011

En mi vida pasada debí haber sido un Nazi.

Pareciera que el mundo simplemente se me cerró. No consigo nada, sino al contrario, cada vez pierdo más y más. ¿Han escuchado esa expresión de "piedras en el camino"? Bueno, siento como si además de eso, incluso me las arrojaran a la cara.
Y no se trata de un problema de percepción, así es. Desearía que por una vez todo fuera "ideal". Quizá conservar esa "idealidad" tampoco sería sencillo, o garantía de que no surgieran contratiempos más adelante, pero sería bueno poder respirar a gusto de vez en vez.

Quisiera poder hacer como en las películas: regresar en el tiempo y advertirme de lo que vendrá o aconsejarme a mi mismo de lo que debo o no debo hacer. Una especie de segunda oportunidad.

Quisiera dejar de sentir tanto resentimiento y ser un poco lo que siempre quise ser.

Quisiera saber qué fue eso tan malo que hice y que estoy pagando ahora.

Quisiera dejar de estar tan triste...

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Tal vez suene muy cursi, pero mi punto débil es involucrar los sentimientos. Desafortunadamente tiendo a hacerlo cuando otros esperarían que no fuera así. Y por eso, también sufro por adelantado...

domingo, 17 de julio de 2011

A puerta cerrada

Este pequeño espacio de casi 3x3 metros se siente como lo único en el mundo que me pertenece, y por como me siento ahora tengo unas ganas terribles de destruir el sitio... Quisiera derribar los muebles, arrancar las cortinas, hacer tiras de papel con los libros, estrellas discos y frascos de vidrio en la pared; desgarrar mi ropa y hacer huecos en el yeso de los muros o en la puerta.
Pero no lo hago no sólo porque entonces perdería "eso único mío", sino porque comprometería la privacidad de mi frustración. Quizá no es lo mejor frenar o limitar la expresión de las emociones, pero por ahora simplemente no me siento muy "noble" o "buena gente" como para compartirlas, sino todo lo contrario:
molestia
celos
envidia
ira
decepción
engaño
soledad
tristeza
frustración

En resúmen, por ahora se trata de escoger de un menú donde sólo hay cosas que no quiero.

sábado, 4 de junio de 2011

¿En las buenas y en las malas?


De acuerdo. La gente dice muchas cosas. La gente hace muchas cosas. Los estados eufóricos y efusivos son grandes catalizadores y lubricantes de todo eso que la razón te obligaría a considerar y a pensar más de dos veces antes de hacerlo o decirlo. Pero aún así, algunos de verdad creemos lo que pensamos y de verdad pensamos lo que decimos…
Una semana dice, en realidad no lo sé, no llevo la cuenta exacta, pero llevo días en mal estado. Así, literalmente. Aunque es un estado no categorizable, no al menos por completo. Pero sé que ayer se volvió evidente para el resto de la gente.
La semana pasada me di cuenta (“I realized”, me encanta esa expresión) de que estaba a punto de quedarme sin trabajo, que estaba atrasado con trabajos finales de la escuela, que la tesis que esperaba terminar este semestre necesitaré forzosamente de una prórroga; y también de que estaba recibiendo demasiadas… mmm… “malas vibras”.
Pero también la semana pasada recibí ofertas de nuevos empleos que de concretarse cualquiera empezarían justo al terminar el actual, los trabajos finales sólo requieren de unas cuantas horas de verdadera concentración y ya; y en cuanto a la tesis, pues pese a todo lo negativo, mi director consiguió no dejarme del todo desanimado y hacerme ver la posibilidad de que aun puede salvarse todo el asunto.
Entonces, si las soluciones ahí están, no debería haber problema, y si no hay problema no debería sentirme así. Pero la cosa está en que así es. Quizá es la incertidumbre o la misma presión: Todo tiene que suceder en unos días, todo tengo que hacerlo en unos días. En menos de una semana. Me cuesta trabajo concentrarme y el tiempo no es suficiente. Tengo muchas cosas que hacer y al mismo tiempo quiero hacer tantas otras cosas que no sé por dónde empezar. Me cuesta trabajo estar cerca de mi hermana o de mi mamá, me cuesta trabajo dormir, me despierto de mal humor y mientras estoy fuera de mi casa como que va pasando y va mejorando mi estado de ánimo.
Pero allí entra el otro factor. Al que de verdad no sé cómo enfrentar. En realidad son cosas y personas bien específicas pero por el bien común lo dejo en “malas vibras”. El asunto es que no tienen un solo frente, que no tienen una única forma, que no vienen en una única presentación, y esas si van haciendo hoyos por dentro. Como yo lo veo hay pocas opciones: sencillamente ignorarlas, combatir el fuego con fuego, o escuchar atenta y pacientemente mientras te mueres por dentro.  Si, lo mejor sería… en realidad no lo sé, ¿y mientras tanto?
¿Es tan malo no saber? Yo creí que era casi como reconocer que no se podía ser perfecto, pero parece que no para todos.
En fin, ¿no debería ser todo lo opuesto? Si las cosas están mal por un lado, lo más adecuado sería que el otro fuera como esa luz al final del túnel que todos necesitamos ver de vez en cuando, no una mano que nos siga tapando los ojos.
Este post no es ni quiero que sea un reclamo. No es ni quiero que sea una recriminación. Pero no puedo dejar de sentir-pensar que hubo algún tipo de mentira en la frase del título cuando se dijo.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Una serie de cosas sin importancia?

De nuevo me está comiendo el tiempo.
Para fines de este mes debo haber terminado (así ya de plano, terminado) la tesis: los tres capítulos, introducción, conclusiones, etc, etc.
También debo entregar por escrito un proyecto que me está costando redactar mucho.
Se supone que se acerca fecha para una próxima expo (aún no confirmada).
La próxima semana retomaré(mos) un proyecto al que le hemos dado largas por ya demasiado tiempo (años) y que urge terminar y exponer.
El semestre en la escuela está por terminar y las entregas finales son todas para los primeros días de junio.
Y finalmente, a mediados de junio me quedaré sin empleo, lo cual me peocupa más aún...

Quisiera poder pensar positivamente todo el tiempo, no tener que preocuparme, y hacer como que todo va a estar bien.
Pero con lo que ha venido juntándose y pasando a últimas fechas en mi casa es un tanto difícil hacerme el desentendido y hasta cierto punto no "deprimirme".

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En lo que va de este año he leído mucho y creo que así seguirá.

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A veces, sólo a veces, me doy cuenta de que es posible notar cuán superficiales pueden ser incluso mis mejores amigos, hasta el punto de sentir que en ocasiones pueden caerme mal.

sábado, 9 de abril de 2011

Amélie y los displaceres de la vida corriente.


Resulta pues, que Amélie, esa película francesa que seguramente todos los que llegan a leer este blog ya conocen y han visto, es del 2001. Cosa curiosa: yo acabo de verla hace apenas un par de días.
¿Que por qué es importante? ¿Qué por qué este “magno-evento” merece un post en este blog? Bueno, por dos razones…
1) Hace mucho que una película no me hacia involucrarme tanto con la historia, los personajes y sus modos de hacer o pensar. La película es tan, tan buena que podría ser de mis diez favoritas de todos los tiempos, si no fuera porque…
2) No me gustó.
Bueno, ahora que ya quieren quemarme en leña verde, dejen les explico:
No es exactamente que no me gustara, pero no me gustó. Le comentaba hoy (ayer ya por la hora) a V, que por varios años, Amélie no fue más que un cúmulo de referencias vagas a las que les faltaba todo el trasfondo. De hecho, creo poder asegurar que todas esas referencias vinieron siempre de las mismas cinco personas; por lo tanto eran como datos aislados que eventualmente se repetían. No carecían de interés pero si de la relevancia que ellas le otorgaban y que yo no podía compartir por simple desconocimiento.
Al principio era molesto no saber de que hablaban, pero con el paso del tiempo me fui acostumbrando al hecho y todo fue adquiriendo otro sentido.
En cierta forma, era curioso, divertido e interesante escuchar las diferentes formas de contarme o las distintas asociaciones que estas cinco personas hacían para sacar a colación más o menos las mismas porciones de la película.
Eso tenía su gracia: Conocer la película (ni siquiera toda la película) a través de anécdotas esporádicas e incompletas. Era como prolongar una historia compleja e intrigante con cada nuevo comentario al respecto, una historia que sólo se iba poniendo mejor y mejor cada vez, una historia que parecía no tener fin.
Pero eso se acabó cuando la ví. Como le dije a V, fue como cuando el duende de jardín empieza a enviarle fotos al padre de Amélie de sus viajes; o como el momento en el que por fin se descubre quién es el tipo que se fotografía repetidas veces: el misterio, la intriga, la curiosidad, la ignorancia, guardaban su encanto.
Por eso, dice V, que soy raro (y creo que lo dijo de verdad, jajaja). En cualquier caso, creo que más bien, yo todavía no estaba listo para dejar ir esa “magia”…

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Uno de los principales problemas que tuve para continuar estudiando medicina fue mi desconfianza, mi incredulidad (o como se diga) a las pastillitas milagrosas.
Ahora, para mi mala suerte, tengo mi dosis diaria de chochos de por vida, más una hermana que si es doctora  y una mamá a la que sólo le basta ese título para estar en todo y al pendiente de que no se me pase ni una toma.
 Pero la cosa no se queda ahí: la falta de un correcto diagnóstico de mi condición hace que la vida se vuelva un tanto “limitada”. Ellos dicen “las limitaciones son por tu bien, por tu salud”. Yo digo “¿de qué me sirve estar bien si no puedo disfrutar la vida?”

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Aaaahhhhh, todo pasa, todo pasa…
Mientras escribo esto la silla en la que estoy silenciosamente se desarma. Acabo de encontrarme uno de sus tornillos en el piso.
El foco de mi cuarto amenaza con fundirse y… ahh! Se fundió! Hizo un ruido como de sapo atropellado y se apagó!
Y no están para saberlo, pero a mi cuarto la única luz que llega es de tipo artificial…

martes, 15 de marzo de 2011

¿Antiguos pecados?

Cuando era un niño pequeño mis padres me imbulleron (ni siquiera estoy seguro de lo que significa esa palabra, pero por alguna razón me parece correcto usarla) dentro del catolicismo: me bautizaron (aunque, casi irónicamente, con un nombre árabe) y todo el asunto. Luego, por ahí de los catorce, parecía lo correcto hacer eso de la "confirmación" y la "primera comunión" (si, a los 14). Después de eso, como por un año o poco menos, por convicción me confesaba e iba a misa "religiosamente", ja. En realidad no recuerdo qué fue lo que pasó después de ese tiempo, pero me fui al polo opuesto, me convertí al ateísmo primero, y ahora soy más bien agnóstico (no creo ni descreo nada en especial).
Probablemente de todas, sólo la última refleja una verdadera postura crítica... o no.

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De repente, sé exactamente lo que quiero para mi próximo cumpleaños. Lástima que falte tanto...

martes, 8 de marzo de 2011

Incertidumbre

Hace mucho que no escribo,
hace mucho que no veo a mis amigos,
hace mucho que no juego en equipo,
hace mucho que no pruebo alcohol,
hace mucho que no dibujo,
hace mucho que no produzco,
hace mucho que no hago algo nuevo,
hace mucho que no me deprimía,
hace mucho que no me sentía atrapado...
 

miércoles, 5 de enero de 2011

Empezando el año y así las cosas...

Si, pudiera sonar a cliché, y quizá en realidad lo sea.
¿Qué es lo que hace algo emocionante? ¿lo nuevo, lo desconocido? ¿puede experimentarse lo que comunmente llamamos emoción todos los días? ¿las emociones pueden ser alimentadas por otras vías, digamos, sensaciones o sentimientos?
...ahhh... ¿cuál es el asunto aquí?

Lo que las personas dicen a veces puede ser muy bonito, pero pocas veces...

¿Han escuchado o leído eso de que, en palabras muy burdas, pensar positivo conduce a cosas positivas? Eso es, si no me equivoco, el asunto de la Programación Neuro-Lingüística, más o menos.
Eso de creer en ti, y que puedes aspirar a más y lograr todo lo que tu mente se propone o desea... Pero aplicado a otros campos, por ejemplo, a confiar en los demás, ¿qué tanto aplica, o qué tanto puede funcionar?
Supongamos que por un momento te propones creer todo lo que dice una persona, lo crees en el momento y te convences de ello. Todo en ti está casado con esa "verdad" que te has obligado a creer. ¿Sería eso suficiente, creerlo, para asegurar que así sucederá, independientemente de que no dependa de ti, sino de esa otra persona? ¿Tendría algún caso creerlo para que después lo que se dijo se convierta en lo opuesto y te desengañes? ¿Cuál de las dos formas sería menos riesgoso: creer y convencerte o no hacerlo y no esperar nada?

Creo que hay cierto grado de razón en aquellos que creen que lo mejor es no esperar nada de nadie, que si esperas puedes resultar defraudado o frustrado... Pero también creo que la esperanza alimenta las ilusiones, los deseos, las emociones y los sentimientos. No tener esperanzas va minando gradualmente todo eso, y creo que nos hace un poco más amarga la existencia...

Como sea, el asunto sigue siendo... ¿creer o no creer? ¿esperanza o desilusión? ¿qué es lo mejor para la vida?

Mmmm... quizá debería tomar en cuenta ciertos factores...