Maldito alcohol.

Recién descubrí que el alcohol tiene un doble efecto sobre mi persona:
1) Mientras la ingesta es continua (no necesariamente ahogándome en licor) todo es felicidad, o la ilusión de esta, llega la desinhibición y la disfruto grandemente, río hasta el dolor.
2) Posterior al consumo, entro en un estado de letargo, de adormecimiento, pero sobretodo de recuperación: de miedos, de inseguridades, de tristezas e insatisfacciones.

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El viernes pasado, más bien toda la semana pasada, fue la semana de la encuesta "Y usté a quién ve más viejo?", siendo yo y Bob los espécimenes a examinar.

La edad me ha preocupado desde hace un tanto: desde que empezé a quedarme atrás en cuanto a mi generación en la prepa, desde que cursé una carrera que no me gustaba hasta la mitad para después abandonarla, desde que ingresé a la ENAP y la mayoría alrededor eran 4 años menores; desde que (cuando L.... estaba conmigo) hacía planes a futuro y no veía el momento para que sucediera; desde que me ví seguir acumulando años pero ni un trabajo, ni una casa, ni familia, ni poularidad, ni nada.

Cada vez estoy más cerca de los 30's, y el "no tener" ni con qué empezar produce miedo. De alguna forma sé que tales insatisfacciones son demasiado capitalistas, pero aún creo poder redimirme.

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Bob, nombra estados de la república que estén al norte, relaciona con el comentario inmediato anterior al mío.

Ahí te voy San Pedro!!!!

Harto, desafortunado, cansado, frustrado, decepcionado.

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Y por cierto, las fotos del taller con Diego Teo están en Gendetta.

Yo no lo se de cierto, pero lo supongo...

...Así abren unos conocidos versos de un famoso poeta chiapaneco, que pese a todo nadie está obligado a conocer. De hecho yo lo conocí gracias a una de sus admiradoras apenas hace unos años, casi al mismo tiempo que descubría el género en su totalidad.

Y es que así fue: yo sólo sabía de la poesía de oídas, la conocía por su definición de diccionario o por sus escasos y cortos ejemplos que encontrabas en los libros de español de la SEP. Quizá por eso, incluso, había llegado a desarrollar cierta aversión hacia palbras como: poema, poesía, poética, poeta, verso, declamatoria, etc., y a todo tipo de encomienda que tuviera que ver con eso. El sólo pensar en palabras como esas me provocaba tal pesadez mental y ganas de mandar todo al carajo por la sensación de que el mundo moriría de aburrimiento tan pronto un poema fuera leído. Creo que aún hay algo ahí, en esa palabra: po-e-ma.

¿En qué momento me sobrepuse a eso? No lo sé. De repente entras a la prepa y español se convierte en literatura, conoces cosas, conoces gente... y zas! te empieza a interesar la poesía, luego te gusta, memorizas alguna. L.... tiene la culpa (jajaja).

Ahora puedo sentir que extraño leer cosas así, que son como una necesidad. Hay que ponerse al corriente.

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Siempre (ouch, aprovecho aquí para darme yo mismo un jalón de orejas, una tanda de zapes y hasta hacerme calzón chino por hacer caso omiso de lo que pregono: hay que tener mucho cuidado al decir "siempre" o "nunca", el significado de estas palabras es absoluto) he sentido ese impulso de reír de este tipo de cosas. No por la única intención de ofender, sino simplemente porque me parece una enorme pérdida de tiempo y de agudeza mental.

Si, en cierta forma esa gente se forma para ser candidatas a mi burla, pero de alguna forma se salva; y no por ellos, sino por mi. Y con esto no quiero decir que sea yo demasiado bueno, pues seguro no lo soy.

De hecho, (y como bien dijo hoy una amiga) eventos recientes me habían hecho decidir ser más malo con el mundo. No sé, me parece que a la gente mala le va mejor: tiene más suerte, menos remordimientos, menos o nulos problemas de consciencia, y de alguna forma consiguen lo que quieren... Por eso quería dejar de ser la persona "buena" que creía ser y empezar a ser malo y cruel.

El plan no funcionó, o al menos no he sabido concretarlo de ninguna forma.
Sólo una idea se mantiene fija en mi cabeza que podría llegar a parecer mala a los ojos de los demás. De hecho a mi mamá se la conté jugando y dijo que dejara de hablar así porque la espantaba.

Pero como dicen por ahí: "Nadie escoge el mal por el mal en sí, sino por un bien superior"

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Cuando pensé en la hora de esta primera "marca", de inmediato asumí que estaría en mi casa y que no sería difícil mantenerme despierto unos minutos más...
Después me dí cuenta de que no dormiría mucho.
Así que estando en un espacio virtual, pero común, siendo la hora acordada sólo dejo esta X.

Vacaciones...

No son para nada buenas en este momento. Los días transcurren demasiado rápido: me levanto hasta muy tarde de la cama porque no hay razón para hacerlo de otra forma, o no la encuentro. Los días pasan demasiado lento: me levanto de la cama y no hay nada que hacer, nada que me interese; marzo ha durado ya tanto tiempo...

Hace unos días volví a soñar con L....
Parecía que estábamos haciendo algo juntos, más porque tuviéramos que porque quisiéramos, pero estábamos bien. Una mujer, que en mi sueño fungía como su tía pero que era casi idéntica a su mamá en la vida real, noa preguntaba algo así como si ya nos "habíamos comprado el uno al otro" (no lo recuerdo exactamente, pero el sentido era si ya nos habíamos "decidido" el uno por el otro). De inmediato, L...., respondía que no pero con duda al tiempo que volteaba a verme. Su tía-madre preguntaba por qué, y L...., en la misma actitud, contestaba - Porque no queremos.- Algo pasó después, parecía que empezaríamos a hablar, pero el sueño terminó.

La extraño si, no podría negarlo, pero no tengo ningún control sobre eso. Además, recién descubrí (¿es correcto llamar descubrimiento a algo de lo que te das cuenta tras sólo reflexionar y hacer varias conexiones?) que L.... estaba cansada de esperar, esperarme.

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Lo único bueno que me han dejado estas vacaciones son dos idas al cine y la adquisición de algunas películas en dvd. Nada más, nada menos.

Pequeños datos.

A ratos estoy tranquilo, no en calma, no en paz, sólo tranquilo.
Quisiera (...........................) pero conforme pasa el tiempo, más difícil me resulta conservar la confianza, o recuperarla; quizá ya la he perdido.
¿Se puede volver a confiar? Sólo si eres muy bueno..., yo no creo serlo.

Indirectamente soñé con L...., en realidad fué solo con su nombre.


Más palabras que provocan (las otras están en el hi):

Tentativo

Sin, pecado

Tentación

Art, artista

Photo, fotografía

Mujer

Carta

Papel

Dibujo, drawing

Mensaje

L....

Cat, gato

Rebelión

Camino, caminar

Palabra

Pill, píldora

Cruel, crueldad

Trust

Faith, fe

Iron

War

Cínico, cinismo

Hipócrita

Exit

Esperanza

Sad

Miedo

¿De qué se trató la película?

Extrañamente, hoy hubo algo así como tarde familiar (sólo faltó mi papá), nos fuimos al cine. Y lo digo así, pues se ha ido haciendo cada vez más raro que salgamos juntos.
Quién acostumbre ir a los grandes complejos, cadenas o como quiera usted llamarle, habrá notado que por lo regular los trailers (o avances) previos a la película tienden siempre a acomodarse en dos tipos:
1) Trailers de películas que pertenecen a la misma casa distribuidora, mismo festival, o incluso mismo país de origen; y
2) Trailers de películas que según los directores del complejo (o quien se encargue de estas cosas) se ubican en la misma categoría de la película que uno va a ver.

Hoy, pertenecieron al segundo tipo. Y dadas las limitadas clasificaciones para todo lo que el cine involucra, los trailers y la película quedaron bajo el título de "terror"; así me dí cuenta de algo.
Hasta hace poco, este género se basaba básicamente en asesinos seriales disfrazados; un ser humano con impulsos homicidas y gente espantadísima huyendo de él. Después se optó por el monstruo o la bestia o la máquina sin control, un ser que mataba por instinto o por un mal funcionamiento en sus chips.
Ahora, las grandes películas de este género, en el sentido de lo recaudan en taquilla, vuelven a hacer del hombre la pieza clave.
Saw, Hostal, Frontier(s), no necesitan más: simplemente se basan en el mundo actual, tal como se percibe por la gente, tal como se siente en las ciudades. Sí, lo que este nuevo cine proyecta es suspenso, angustia, pánico, temor... todos dignos integrantes del género. Pero además, puesto en la pantalla, está el más grande miedo de todos: El miedo del hombre por el hombre mismo.

Quizá, como ilustración de esto, unos pequeños diálogos de la película que ví hoy (palabras más, palabras menos):

Ella: - Somos gente civilizada.-

Él: - Sí civilizada, pero quítanos las máquinas y el 911 y verás que tan primitivos podemos ser.-

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Tipo: - Cuando la gente actúa bajo mucho miedo puede hacer cualquier cosa. Aceptan cualquier cosa que les ofrezca una posible solución.-

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Otro tipo: - Tan pronto hay más de dos personas en un cuarto, se tiene que escoger un lado...-

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La película: The Mist.

A veces todo es peor (ja).

¿Qué tan difícil es poner una grapa? Por supuesto todos lo hemos hecho y sabemos que no mucho, mucho menos con la ayuda de una engrapadora.

Hace un rato, por un pequeño lapso de tiempo, salí de mi estadio de pereza extrema y decidí ponerme a hacer algo para poder entretenerme en esta semana de vacaciones. Pinte unas minitelas (mejor dicho, les puse un fondo blanco) y luego corté unas cartulinas. Pues estaba yo listo para engrapar unas cuantas hojas de bristol, no pensaba usar más que unas 30 grapas, ya contando lo que pudiera salir mal. Preparé todo: medí, separé la engrapadora para que no estorbara el pie pero siguiera funcionando como soporte, ajusté, musiquita de fondo...todo listo.

Pero nada salía como se suponía.

Y mi mamá impávida, mirándome mientras yo quería reventar a cada una de las grapas que me impedían avanzar. Si, intentó ayudar, pero sucede que cuando algo parece ir mal y sólo permanecen ahí mirando-me me empiezo a irritar (más). En fin, con un gran esfuerzo logré concentrarme y contenerme. No hubo problemas entre mi madre y yo.


Marcador: 2 grapas bien puestas (las últimas)
24 grapas más o menos puestas en su lugar (tras mínimo tres intentos cada una)
84 grapas muertas en la batalla (rotas, torcidas, dobladas sobre sí mismas, etc.)

Yo sólo quiero una cosa.

Tranquilidad. Paz. Sentir que la vida vale la pena por una razón, o mejor dicho, una sóla razón que me haga sentir que la vida vale la pena.

Este estado, esta inconsistencia de sensaciones, de sentimientos; este ir y venir entre un total atocigamiento, un desgano por lo más mundano (me faltan deseos para todo, incluso me cuesta trabajo pensar en morirme: confirmo, estoy deprimido) sea reír, ver la televisión, asomarme a la calle...
Me recuerdan esa canción "No surprises", así es como me gustaría que fuera todo ahora: una casita, un jardín, una vida tranquila con un poco de amor, un poco de ella...


Y encima de todo, una larga semana de vacaciones. Quiero llorar.

Así somos:

Este artículo se publicó recientemente en Wine&News. No es necesario decir que no sólo aplica en el mundo del vino....


Mientras más caro es el vino, mayor es la sensación de placer

Jueves, 13 de Marzo de 2008 Los Andes, Mendoza, 17/02/08

En un experimento sobre el poder del marketing en el mundo del vino, se demostró que se puede aumentar el placer que siente una persona al beber vino si se incrementa su precio. Esa es la conclusión a la que llegaron investigadores de California, Estados Unidos, que afirman que el precio de un producto como el vino determina las percepciones de los consumidores.

Afirmación que pone en el centro del debate el rol del precio como identidad del producto y sustento de marca.

En un estudio realizado por el Instituto de Tecnología de California, se “engañó” a 20 personas para que probaran vinos diferentes, o eso les dijeron, para ver cuál les gustaba más.

“Invitamos a un grupo de individuos a que probaran una serie de vinos mientras les escaneábamos el cerebro para monitorear la actividad neurológica”, explicó Antonio Rangel, español jefe de la investigación del Instituto de Tecnología de California.

El objetivo de la investigación era ver cómo reaccionaba una parte del cerebro, llamado córtex orbitofrontal medial, al probar los vinos.

Se cree que esta parte del cerebro codifica el placer vinculado al gusto, los olores y la música, y está asociado con medir la cantidad de placer que el cerebro está experimentando en el momento de tener una experiencia, afirmó Rangel.

La prueba consistía en probar tres tipos de vinos, aunque en realidad los participantes pensaban que estaban probando cinco diferentes, cuando en realidad sólo eran tres. La única información de la que disponían los voluntarios era su precio.

Así que, sin decírselo a los voluntarios, los investigadores presentaron dos de los vinos dos veces, una vez con su verdadero precio de venta, U$S5, y otra con uno falso de U$S45 la botella.

Los análisis del cerebro mostraron una mayor actividad neuronal cuando probaban esos vinos más caros, lo que muestra que el mayor placer que expresaron respondió a un efecto real en el cerebro.

“Vemos si la parte del cerebro está más activa cuando los precios son más caros, y la respuesta es que sí. Lo que sugiere, entonces, que los precios están modulando, de alguna manera, la cantidad de placer que los consumidores están experimentando al probar el vino”, explicó Antonio Rangel.

El estudio, en consecuencia, le da una nueva dimensión al precio más allá de su relevancia estrictamente económica vinculada a una determinada estructura de costos y aspiraciones de rentabilidad.

El precio, en consecuencia, toma una nueva relevancia como estrategia de marketing y posicionamiento de marca, ya que en el consumidor actúa la idea de que a mayor valor de un vino seguramente hay una mayor calidad o directamente es mejor que uno más barato.....

Necesito gritar.

Si, tengo la vaga idea de que eso me va a ayudar con mi miseria. Eso o llorar, pero parece que ahorita no estoy de humor como para lágrimas.

De un tiempo para acá:

Sucede que he sentido la curiosidad, casi necesidad de tener hijos.
¡Qué lástima que no sea yo mujer!
De serlo, no faltaría quién me hiciera el favorsito (o favorcito; no sé como se escribe). Y ya, si me pusiera muy exigente, pues nada más sería cuestión de buscarle un poco, pero finalmente, con la urgencia, pues que me hicieran el favor y tooooodos felices. De a madre soltera, pues qué.

Pero el problema, es que no tengo útero, y aunque alguien me hiciera el favor, no salgo ganando. El doble problema (¡bendita sea mi suerte!) es que, por patético, triste, ridículo y estúpido que se escuche (o se lea, en este caso), sólo me gustaría tener hijos con la única mujer que ahora dice tener el más ferviente deseo de que la deje en paz, de ignorarme y de nosaber más nada de mí.

A fin de cuentas, todo es una gran complicación....

Apresurando conclusiones...

Y son este tipo de cosas las que te van comiendo de a poco.
Primero si, luego no, luego parece que si, regresa el no, la posibilidad aparece de nuevo, y un rotundo no se impone de inmediato. Además de los efectos y consecuencias que estos eventos dejan tras de sí en corazones frágiles como los enamorados hasta la obstinación, vierten también una enorme cantidad de confusión, desasosiego, alteración de nervios y una exagerada recaída en los mundos de la melancolía y la tristeza.
La desesperanza se asoma y cuesta tanto trabajo no dejarla entrar.



Recién noté que soy muy malo para esto del Amor, aún estando listo para darlo todo (la vida, el destino, dios) alguien me juega chueco...

Como dijo un gran poeta: "Quisiera darte a nadie para que regresaras sin siquiera haberte ido...", o algo así.

Perdido en la continuidad.

Recuerdo que hace tiempo, en mis años de prepa, el alcohol causaba estragos de lo lindo en mi persona... Más de una vez terminé mal por aquello del exceso en el copeo: en la inconsciencia total, perdiendo todo pudor entre una mujer y el ídolo de porcelana (y creánlo, no es lo que creen, es peor), acusado de injurias y daños irreparables, memoria fundida, arrastrado y casi dado por muerto, etc... Pero el común denominador era el efecto depresor que tenía el alcohol en mi estado de animo.
Ahora, con mucha mayor tolerancia al embrutecimiento y la pérdida de la conciencia, el estado depresivo se volvió parte del sx. pos-etílico, o sea, llega hasta que aparece y casi pasa la cruda. Que desagradable!
Ponerse uno triste cuando ya no hay cómo hacer a un lado el sentimiento. Pura mala suerte.

Se vive...

Apenas, la vida se soporta en función de ciertas cosas que uno mismo se inventa. Y este soportar se hace más leve en función del alcance o satisfacción que le damos a esas cosas.
Es triste cómo te arrancan una de esas cosas y de repente todas las demás empiezan a carecer de significado...

¿Qué se hace...

...Cuando la oportunidad de redimirte, de dejar atrás tus más grandes errores, te es negada? ¿cuando el posible camino que lo enmendaría todo es apartado de tus opciones? ¿cuando la negativa de una última oportunidad es más cruel que el problema? ¿cuando la solución se presenta demasiado tarde? ¿cuando no depende de ti?