sábado, 28 de febrero de 2009

Difícil la tarea del profesor...

Hace no mucho, quizá un par de semanas, andaba yo por el Centro. Con eso de los "recientes" hallazgos/excavaciones en el Templo Mayor (que según me informaron tienen más tiempo del que yo llevo de saberlo), tuve que pasar por el Pasaje Catedral. En este corredor hay varios comercios, el 95% dedicados a lucrar con diosito y cualquier cosa que según la religión católica lo represente...
En fin, al final (o al principio, depende del sentido en el que se recorra) del pasaje hay una de esos negocios que venden cromos, posters y similares que la mayoría de los defeños y anexos deben conocer. Hay desde imagenes religiosas hasta fotos de animales, desde bandas de rock hasta fotos de obras de arte.
Caminaba yo frente a uno de los aparadores donde se exhibía esta:

La Escuela de Atenas por Rafael.

Y enfrente del aparador discutían dos hombres sobre la pintura. Lo que alcance a captar de esa conversación fue algo así:

Sujeto A: ... tú dime.
Sujeto B: No pus yo no sé.
Sujeto A: ¿Quieres que te diga yo?
Sujeto B: A ver dime...

Sujeto A: (señalando al hombre de la derecha, que aquí están al reves)
Este es Jesús...

Ignoro cómo llegó a esa conclusión.
Quizá conoce una versión diferente a la que conocemos todos. Quizá pensó que esta pintura era del "after party" de la Última Cena, o de cuando el buen Chuchito llegó a reclamarle a su papá que por su culpa lo crucificaran, o que sé yo...

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Ah casi lo olvido. Descubrí por accidente un programa en la televisión (canal María Visión, con su sistema de tv satelital de confianza), parecido al de Chabelo o al de Lagrimita, pero donde los anfitriones son un adulto disfrazado de niño y un par de sacerdotes, (si, SACERDOTES) que usan palabras como amiguito, llamadita, casita, y otras así. Además la canción del programa dice algo así como: "Vamos amiguitos, vamos todos a rezar que el programa de Polito está por comenzar..."

Un día de estos lo veré completo y les cuento.

jueves, 26 de febrero de 2009

No, no me gusta.

No me gusta sentir que agoto mis recursos.
No me gusta tener poco que ofrecer.
No me gusta que no me alcance el tiempo.
No me gusta tener que esperar tanto.
No me gusta repetirme.
No me gusta quedarme corto con las palabras.

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He decidido llevar a cabo dos de mis planes para dentro de 2 años. Uno de ellos es brincar el charco oriental...

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Si, bueno, esto es lo más parecido a un post de aniversario. Le agradezco al blog por todo lo que me ha permitido escribir, y a ustedes por todo lo que se han permitido leer.
Empieza el año 2.

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Ah sí, y uno de los mejores profesores (Cristóbal) que tuve durante la carrera falleció...

lunes, 16 de febrero de 2009

Este post no es mío...

Ustedes disculpen pero me aburrí de tener completo un post que no escribí yo, sin embargo dejo lo esencial.


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La imagen está en alta resolución, por si quieres imprimir calcomanías o playeras o mantas o lo que se te antoje.
CORRAN LA VOZ.

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El post original lo encuentras en DIABLERO.

martes, 10 de febrero de 2009

Mil disculpas.

La mayoría de nosotros conoce las palabras disculpa y perdón a corta edad, lo han notado. Se nos enseña que si hacemos sentir mal a alguien o si herimos a alguien físicamente una de estas dos palabras debe ser emitida en nombre de la culpa que se supone debemos sentir. Posteriormente aprendemos que también podemos herir a alguien psicológica y sentimentalmente. Dos nuevos casos para ocupar esas palabras.
La mayoría de la gente usa estas palabras como sinónimos en función de nuestra primera educación sobre el asunto, algunos otros siguen la comanda de "perdón: sólo a Dios y a tus padres"; otros, como yo, las utilizan en función de la gravedad del asunto: no es lo mismo empujar a un desconocido en la calle que herir a tus mejores amigos. Pero según sé cada una de estas palabras tiene una acepción (¿se llama así?¿se escribe así?) específica, un sentido correcto.

Se pide perdón.

Se ofrecen disculpas.

Obviamente no es lo mismo pedir y dar. Resulta entonces, que los significados de estas palabras no solo no son iguales, sino contrarios.
Si no estoy mal informado, el Perdón deviene en acto a partir de una facultad originalmente divina. Sólo los dioses eran capaces de conceder el perdón. El hombre se apropió de este don (per-dón) probablemente con la idea de que al hacerse de esta facultad y ejercerla, uno se acercaba más a su dios. Pedir perdón (y otorgarlo) exige, por principio, que el hombre adopte una de las posturas más perfectas, honestas, puras y elevadas; demanda poner el orgullo a un lado.
Las disculpas, no son más que eso, dis-culpas. Ofrecer disculpas es lo mismo que se hace cuando das explicaciones o cuando incluso uno se inventa cosas que lo expíen de ser señalado como culpable de alguna falta. La disculpa está en un plano mucho más terrenal, se trata básicamente de describir los fenómenos que actuaron conjuntamente para que nosotros incurrieramos en alguna falta, o de simplemente encontrar a alguien más a quien culpar de nuestros errores. Una disculpa viene a ser entonces algo de menor importancia, más mundano, algo más tramposo y menos honesto.

¿Cuántas veces es posible ofrecer disculpas o pedir perdón, antes de que lo que significan pierda sentido? ¿Cuántas veces debe uno disculparse o pedir perdón por un error? ¿ Cuántas veces somos de verdad perdonados?

Que esta línea sirva para pedir perdón por última vez a todos los que mis pecados pasados han hecho daño.

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Cumplo años este 13 de febrero, y este blog cumple un año exactamente 13 días después. Aún no sé si habrá post de aniversario. Ya veremos.

Por cierto ¿alguien ha leido este blog con las bocinas encendidas o sólo estuve perdiendo el tiempo?

viernes, 6 de febrero de 2009

Este post iba a llevar otro título, pero se me olvidó.

Es cierto, ya pasó un mes y nada. No he venido a soltar la verborrea por acá. (Duda: verborrea sólo aplica cuando hablas o también cuando escribes?)
Ahora, justo ahora, llevo 22 horas sin dormir, y seguramente alguien va a regañarme por eso... No estoy seguro de tener sueño, pero me arden los ojos.
También ahora, me queda una sensación de intranquilidad, como si hubiera algo por ahí acechando, esperando el momento para saltar a la cara; un "no sé qué"...

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Este último mes ha tenido de todo:
1) Cambié mi adicción al internet por la adicción a los videojuegos. En diciembre (¿ya lo comenté?, no lo sé, y la verdad no tengo intenciones de checar) decidí regalarme un XBox. Ahora, la uña del pulgar izquierdo se me está enterrando (según mis deducciones) por el excesivo uso del control.
En los tiempos del nintendo, recuerdo que lo único que le hacían los controles a los dedos era sacar callos, y entonces cuando empezaban a doler pues ya, dejabas el control y el juego por un rato. Los nuevos controles no sacan callos dolorosos que te obliguen a dejarlo. Quizá es uno de los propósitos de hacerlos así.
He estado jugando casi todos los días por la madrugada y algunas veces por la tarde. Es que sólo hay una tele. Pero ha sido tiempo suficiente para acabar casi los 6 juegos que tengo. Claro que como ahora los juegos establecen un porcentaje, entonces se vuelve obsesivo el términarlos al 100%.
Y bueno, ya me aburrí, ya quiero juegos nuevos, y es aquí donde pasamos a otro asunto.

2) Estoy endeudado hasta el tope. Pongamoslo así: deje pasar la oportunidad de dar clases de escultura por (además de por idiota) darle prioridad al trabajo de taller con el escultor que estaba trabajando. Bueno, resulta que no por ahora no hay trabajo con él. Y de no ser por las deudas que he estado adquiriendo con mis papás, supongo ya estaría vendiendo algo (el xbox no, claro, jeje). Así que ya estoy en el Plan B, C y D: buscando nuevas fuentes de ingresos, aprovechando el tiempo para producir y tratando de leer mucho para la tesis.

3) Ayer fuí a comer con dos amigas de la prepa. Hacía ya un rato que no las veía. Una de ellas nos hizo notar, al menos a mí, que tenemos 12 años de conocernos. Poniéndolo en números parece tanto... Por supuesto salieron algunos chismes y volvieron a preguntar por mi vida amorosa. Cuando terminamos de comer nos tomamos una foto: cada día soy más feo, y viejo... ¡auch! Gaby se despidió y Lau me llevó al corporativo de Bancomer a sentarnos en sus comodísimos sillones, y sólo a eso, aunque fingíamos esperar a alguien. Cuando nos fuimos, después de una hora, el policía nos veía feo. Al menos no regresaré pronto por ahí.
De regreso, la limosina naranja se quedó atorada en un túnel, a metros de que el vagón en el que iba llegara hasta el andén. Ya no avanzaba, se oía como máquina de bocho viejo que no quiere arrancar. El vagón se quedó sin luz. Y después de diez minutos a oscuras, el vagón lleno, el calor y poco aire circulando, la gente empezó a asustarse.
A decir verdad, había deseado ya en varias ocasiones que sucediera eso, no sé, curiosidad solamente...

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Hoy es cumpleaños de mi mamá. Los últimos años no he podido celebrárselo o regalarle algo por motivos que no vale la pena mencionar; ahora el asunto es que no tengo trabajo, ergo, no hay dinero, y ni modo que le pida prestado a ella para su cumpleaños... Aún es temprano, igual y algo se me ocurre durante el día.

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A últimas fechas miro continuamente el celular. Espero, de alguna manera, que alguien llame o mande un mensaje. No sé porqué. Casi siempre espero que sea ella, otras, sólo me gustaría saber que alguien se acuerda de mí.
V.... le ha dado un gran giro a todo, y me agrada. Me agrada dejar volar la mente e imaginarme el futuro, un futuro en comunión...

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Y ya por último, en una película aprendí que usar signos de admiración es como reírse de su propio chiste...