domingo, 17 de julio de 2011

A puerta cerrada

Este pequeño espacio de casi 3x3 metros se siente como lo único en el mundo que me pertenece, y por como me siento ahora tengo unas ganas terribles de destruir el sitio... Quisiera derribar los muebles, arrancar las cortinas, hacer tiras de papel con los libros, estrellas discos y frascos de vidrio en la pared; desgarrar mi ropa y hacer huecos en el yeso de los muros o en la puerta.
Pero no lo hago no sólo porque entonces perdería "eso único mío", sino porque comprometería la privacidad de mi frustración. Quizá no es lo mejor frenar o limitar la expresión de las emociones, pero por ahora simplemente no me siento muy "noble" o "buena gente" como para compartirlas, sino todo lo contrario:
molestia
celos
envidia
ira
decepción
engaño
soledad
tristeza
frustración

En resúmen, por ahora se trata de escoger de un menú donde sólo hay cosas que no quiero.

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