lunes, 15 de diciembre de 2008

No controles, mis sentidos...

No, este no es un post en el que vaya a hablar de las Flans (ni se hagan, que todos las recuerdan).
No se trata de eso.
Ando en planes de dejar el nido. Así que este fin de semana fui con mis padres a una especie de expo-venta de inmobiliarias.
Nada más entrando, alrededor de diez personas te abordan y te atiborran de folletos y volantes. Lo hacían de una forma en que resultaban ineludibles. Luego, ya en los stands, muchos te ofrecen opciones de vivienda en las lejanías de la capital.
No sé si esto responde a que la ciudad ya está repleta de gente y en vías de albergar más, o a que de alguna forma su encomienda es sugerirle a la gente, mediante sus ofertas, ir desalojando el DF un poco.
Personalmente me parece que poquísima gente se anima a vivir en provincia, y esto se debe al mal desarrollo y la pésima planeación de las ciudades del país. Desde hace algunos años se hace referencia a sólo tres ciudades de "importancia" en el país. El resto de las poblaciones deben estar consideradas como "ranchitos olvidados por ahí a la buena de Dios". Los focos de "bienestar" y de "satisfacción" de las necesidades sociales (y de algunas básicas) se concentran siempre en estas ciudades, lo que obliga al grueso de la población a intentar acercarse lo más posible y a amontonarse. Es como un círculo vicioso: la necesidad obliga a buscar comodidad en la ciudad, esta búsqueda lleva a la sobrepoblación, y la sobrepoblación a la necesidad de una mayor oferta de vivienda y concentración de bienes; por otro lado, esas otras poblaciones que van migrando, abandonan los pequeños pueblos, dejando tierras sin trabajar que generan a la vez otro tipo de necesidades para todo el país, y así.
Al menos, una ciudad bien desarrollada y planeada en cada estado podría llegar a facilitar la situación. Eso, y no entender que la modernidad (ya pasada de moda para el resto del mundo) llega a rincones distantes sólo porque la escuela primaria de Sn. Marcelino de Las Tunas tiene 20 computadoras...
Otra cara del mismo fenómeno está en la construcción de unidades habitacionales cada vez más y más grandes. El terror de esto se aprecia hasta en sus maquetas: las casas pequeñas, como diminutos módulos reproducidas un millón de veces.


Habitar estas construcciones uniformes, pequeñas como huevitos, de techos bajos ¿no va afectando la mente de la gente: empequeñeciéndolos, retrayéndolos, contracturando sus aspiraciones? ¿Una herramienta más de control? ¿dónde está eso del derecho a una" vivienda digna"?



Creo que cada día soy más y más escéptico...

1 comentario:

Bob dijo...

pero, qué no ya vives en las lejanías de la ciudad?

Por otro lado, habiendo conocido Guadalajara y Monterrey este año, yo bien me iría vivir a la sultana del norte una temporada... las rentas son baratérrimas... $1,500 una casa, una puta casa! Toma en cuenta que para provincia, en donde el centro histórico es todo y de ahi en fuera es periféria, las distancias son menores, me imagino que el equivalente de, no sé, Tlahuac o Tlalnepantla del Df debe estar a diez minutos del centro de la ciudad provinciana en cuestión, como de la del valle al centro...

Ir a buscar casa con tus padres no suena como a respuesta incorrecta?

y rola las fotos de la reputísima pieza