Ayer estaba de muy buen humor, no supe nunca la razón. Me sentía bastante dispuesto a todo; además podía ser amable y sonreír sin mucho esfuerzo. Todo se sentía tan liviano, tan parte de algo que no podía afectarme. Pero todo el asunto terminó de repente. Tan pronto emprendí el viaje de regreso a casa dejé de sentirme bien y cómodo, y volvió la sensación de pesadez, hartazgo e indisposición.
Parece ya estar en calidad de necesario eso de salir de aquí. Pero antes necesito costearlo.
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Sigo recordando de momento (s) ... (L....).
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2 comentarios:
Sucede, gabacho, que estabas borracho.
¿O no?
Entonces no es nada raro. Lo peor del día, casi siempre, es regresar a casa. En serio.
Juar Juar, qué cosas.
No mi estimado, no lo estaba.
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